viernes, 6 de junio de 2014

Aprendiendo a controlar esfínteres, preguntas básicas





Una mami de una de mis alumnitas (y no es la primera que me hacen esta pregunta) me empezó a preguntar hoy a qué edad podía empezar a quitarle el pañal a su nena de 1 año 2 meses, porque su mamá le empezó a decir que ya no debe usar pañal y que ella enseñó a los 9 meses a usar bacín, además, me comentaba, una amiga suya tiene un bebé de 10 meses que ya dejó el pañal. Como ella hay varias mamitas que me hacen la misma pregunta, que no saben qué hacer, que se sienten presionadas, que creen que es mejor enseñarlos a los 9 meses por la presión que sienten y me preguntan porque se sienten en duda.

Así que como el tema es largo, bien largo, e incluye muchos aspectos que podemos tratar, como consejos para ayudar a los pequeños que ya están en la edad de dejar los pañales, pues vamos a ir por partes y primero resolveremos dos preguntas:

1. ¿A qué edad le debo quitar el pañal a mi pequeño(a) y enseñarle a usar el bacín?
La pregunta correcta en realidad, debe ser, ¿A QUÉ EDAD ESTÁ LISTO(A) MI PEQUEÑO(A) PARA DEJAR LOS PAÑALES Y ENSEÑARLE A USAR EL BACÍN?
Es bueno fijarse en una serie de señales para darte cuenta si tu pequeño está listo para dejar los pañales y aprender a controlar sus esfínteres (más abajo las voy a colocar), pero la edad recomendada para empezar con la “operación adiós pañal” es mínimo, entre los 18 meses y los 2 años. ¿Existen bebés de 10 meses que ya están listos para dejar el pañal y empezar a usar el bacín? Sí, pero NO es la regla, son casos, y si bien cada niño es una personita particular, acá lo importante es centrarnos en él o ella, si te parece que está listo (las señales están descritas más abajo) puedes probar pero siempre SIN presiones. Puede que tu niño tenga curiosidad de sentarse en el inodoro si te ve o si hay hermanitos mayores en casa y se fija cuando ellos van al baño, o si los ve cuando se cambian de ropa.  Hay niños incluso que no están listos hasta los 3 años, tú tienes que observar a tu niño y ayudarlo cuando sea el momento sin presiones.

2. Los abuelos (o a veces bisabuelos o tíos abuelos) de mi pequeño me presionan que ya está muy grande para usar pañal, que ellos a sus hijos les quitaron el pañal y los enseñaron a controlar esfínteres a los 9 meses. ¿Cómo manejo estas presiones?
Muchas veces a la familia directa es muy difícil decirles que no se metan de la misma manera que lo haríamos con extraños, motivo por el cual, continúan presionando. Esta presión puede ser negativa para el (la) niño(a). Conversando con algunas mamás, me sugirieron algo que me parece interesante. Nuestros padres y nuestros tíos o nuestros abuelos, usaron pañales de tela con sus hijos. Los pañales actuales, desechables, comerciales de tantas marcas, son absorbentes,  tu bebé no siente (mucha) incomodidad si está con un pañal sucio, con los pañales de tela los bebés sienten mucho más y les molesta más, por lo cual desde más temprana edad (aunque, según me han contestado varias abuelas a las que pregunté, no a los 9, 10 meses) aprenden a indicar que necesitan cambio y aprenden a “aguantarse” hasta el cambio. Es distinto con un pañal desechable. Puedes explicar la diferencia, esto les hará recordar que de hecho, es diferente un pañal desechable tan común hoy en día, a los pañales de tela que se usaban antes.  
Si sientes presión, porque sabes que tu amiga o tu prima tiene un bebé menor que ya usa bacín, recuera la regla de oro: NO COMPARAR. No sólo cada niño es distinto, si no que cada familia es distinta y sólo tú conoces los tiempos de tu hijo(a). Este cambio tiene que ser cuando el niño esté listo y tú tengas el tiempo de estar pendiente y mucha, MUCHA paciencia para enseñarle.
Mientras seas tú quien le cambie los pañales, no dejes que las opiniones de otros, por cercanos que sean, te hagan ponerle una presión innecesaria a tu bebé.

En adelante vamos a hablar de recomendaciones, de sistemas para enseñar a los niños a usar el inodoro, de opciones que podemos tener en casa, de qué sí y qué no hacer, y qué consecuencias puede tener la presión prematura en tu pequeño en lo que refiere a su control de esfínteres; pero en este momento vamos a terminar con lo básico haciendo una pequeña lista de señales que te pueden (ojo PUEDEN) decir que tu pequeño está listo (teniendo en cuenta que estamos hablando de la edad promedio a partir de 18 meses o 2 años):



viernes, 30 de mayo de 2014

El lenguaje y los niños

Hablemos… de hablar

Me he encontrado con dos extremos muchas veces cuando se trata del lenguaje en los niños pequeños.
Los papis que no les hablan casi nada a los bebés, porque piensan que para qué llenarlos de palabras que aún no van a entender.
Otros que les hablan de absolutamente todo, y que ya incluso los pueden abrumar, y vienen a preguntarme, con sus niños teniendo 1 año, “Miss, ¿por qué no habla?”.

Ningún extremo es precisamente favorable, sin embargo, sí hay maneras de estimular el lenguaje a tu bebé o tu niño pequeño, sin abrumarlo, sin ser necesariamente tu objetivo que hable toda una serie de palabras, si no, que se comunique contigo. Recordemos que el lenguaje y la comunicación son también parte del vínculo afectivo con tu bebé, cuando le hablas, cuando repites los sonidos que hace, cuando le sonríes mientras lo saludas y le preguntas si ha dormido bien, así tenga dos días de nacido o dos años, igual la comunicación es parte del refuerzo del vínculo afectivo con tu bebé, así no te entienda, va a disfrutar de tu voz y de que le digas cosas, y poco a poco irá asimilando y entendiendo esas palabras.

Existen muchas maneras específicas para motivar el lenguaje, pero empezaremos por cuestiones generales que nos pueden ayudar a comunicarnos y ayudar a hablar a los pequeños:

1. La comunicación debe ser de dos vías desde el inicio: No es necesario que tu hijo ya sea un niño o niña
que pueda comunicarse con palabras y decirte lo que le gusta y no le gusta. Desde que nacen tienen que saber que nos comunicamos con ellos más allá de contarles lo que vamos a hacer (no sólo decirles “ahora te voy a cambiar el pañal”). Desde que nace tu bebé, tú haces lo posible por interpretar las señales no verbales que te da, cuando llora o se fastidia, tú tratas de interpretar qué cosas quiere. De eso se trata, de averiguar y tratar de interpretar lo que tu bebé te puede estar comunicando. Si le hablas en este proceso y esperas una “respuesta” de su parte (sea que te mire o que disminuya o incremente su llanto, o que tenga algún tipo de reacción) el mensaje que le estás dando a tu bebé es que crees que sí puede comunicarse contigo y que te interesa entender lo que te quiere “decir”.

2. Usa tu voz auténtica y la primera persona cuando le hables: Hay reacciones inciertas y opuestas en cuanto al “baby talk”, el hablarle en un tono diferente al bebé es algo que muchas veces no podemos evitar, pero hay tonos y hay tonos. No hay nada de malo en variar nuestro tono de voz para hacerlo más dulce hacia el bebé, ni tampoco en hacer “voces” para divertirlo, pero sí hay que tener cuidado en irnos demasiado al extremo del “habla bebé”. Mientras mejor escuche las palabras bien pronunciadas, lentamente, y le hablemos en primera persona (en vez de “mamá ama a bebé” decirle “yo te amo”) es mejor no sólo para su desarrollo si no para su entendimiento del lenguaje. Sin dejar de mencionar que el “baby talk” en muchos adultos a veces se extiende hasta los niños pequeños que ya entienden palabras, y a los niños que no están acostumbrados a esto, que otro adulto les hable en esos tonos les hace sentir una falta de respeto. Lo mejor que podemos hacer es tener presente que tu bebé es una personita que comprende, quizás aún no todas las palabras, pero comprende los tonos que usas con él o ella y eso es lo que imitará cuando comience a expresarse verbalmente (no sólo palabras, desde los balbuceos).

3. Habla de cosas reales y que tengan significado: En otras palabras, en vez de enseñar palabras, úsalas. Es más entretenido que le des una pelota y lo ayudes a empujarla diciéndole “empuja la pelota” o “rebota la pelota” “se fue la pelota roja” mientras juegas con él, que si agarras la pelota en tu mano, se la señalas y le dices “pelota”. Tampoco hay que irnos al otro extremo de narrar absolutamente todo mientras juegan, pero hay momentos, y casi siempre tu pequeño, cuando quiera que tú comentes te va a mirar, esperando alguna reacción de tu parte mientras está explorando el juguete.

4. Lee libros y cuenta cuentos de manera interactiva: ¿Qué quiere decir esto? Que leas para gusto de tu pequeño. Ya en un post anterior te hablé de la repetición. En este caso no es sólo la repetición de la misma historia todas las noches y de dejar elegir a tu pequeño que ya puede elegir, qué quiere que le leas, si no también, quedarse en una misma página el tiempo que tu pequeño quiera verla y hablar de todas las cosas que ves en ella, mirar el libro de cabeza o no terminar la historia, o si tu pequeño no quiere, no mirar siquiera el libro. Deja que tu pequeño(a) te guíe a lo que esté listo para hacer, de esta manera no es obligación, y los niños estarán motivados a desarrollar su gusto por los libros; esto llevará a su gusto por usar el lenguaje.
Si eres más creativo también puedes inventarte historias (eso sí trata de recordarlas porque puede que te pida repetición de estas también) y contarle, de esta manera motivas su lenguaje y mejoras tu vínculo afectivo.

5. Baja la velocidad: Los adultos olvidamos esto muchas veces. Los niños entienden, pero debes hablarles más despacio de lo que sueles hablar, de esta manera asimilan y escuchan mejor las palabras que les decimos. Es como cuando hablamos con alguien que el español no es su lengua nativa, pero lo entiende, si hablas despacio y pronuncias bien, te va a entender y podrá responder. Lo mismo tu pequeño.


6. Relájate y ten paciencia: Muchas veces la preocupación de los padres la sienten los pequeños y esto no les crea un ambiente muy cómodo para tomar grandes pasos en avanzar con su desarrollo. Hablar requiere valor. Relájate, ten paciencia y confía en los horarios internos de tu pequeño para estas cosas. Si tu pequeño no habla aún pero no hay ningún problema físico ni ha habido ningún cambio fuerte que le ocasione angustia, es posible que simplemente se esté tomando su tiempo. Conozco niños de 2 años que decían pocas cosas o casi nada de palabras, pero que no tenían ningún problema físico ni emocional y de pronto sus padres describen que experimentan una “explosión” de lenguaje. En muchas ocasiones, si ya hemos verificado que no hay ningún problema y los pequeños entienden lo que decimos, resulta que simplemente se están tomando su tiempo. Si tienes dudas y crees que tu niño está atrasado en más de un aspecto del lenguaje, entonces consulta a un especialista de confianza. Consulta a su profesora (y ojo, una profesora que conoce y quiere a sus pequeños nunca te va a decir: “tu hijo tiene un problema de lenguaje” o “tu hijo está retrasado en su lenguaje”, aún si resulta que su profesora es especialista de lenguaje, te va a recomendar que lo lleves a que lo revisen, que quizás tenga algún inconveniente que le está demorando el habla, la regla número 1 es, si no eres especialista no alarmar y la segunda es que si lo eres, sabes qué recomendaciones dar sin asustar a quien no maneja los mismos términos que tú)

7. Trata de no poner a prueba ni corregir: Los niños se emocionan cuando empiezan a hablar y puede que usen una misma palabra para referirse a las mismas cosas. Si tú eres consciente que saben las diferencias entre no sé “oveja y perro” pero a ambas les dice perro cuando está contando una historia porque una es la palabra que conoce mejor, trata de no corregirlo, trata de en vez hacerle preguntas para que vea las diferencias y que llame a las cosas por su nombre. Lo mismo si pones continuamente a prueba poniendo al niño en evidencia como preguntando “¿dónde está tu nariz?” o “dile a la abuelita cómo dices tortuga”, puedes ocasionar que tu pequeño se sienta cohibido y no quiera decir las cosas. Si quieres verificar sus conocimientos, usa canciones, usa imágenes, como jugando y cantando que señale las partes de su cuerpo, o que recoja la figura que le estás diciendo el nombre. Es una manera de incrementar su vocabulario, verificar si está entendiendo lo que le tratas de enseñar sin hacerlo sentir que lo estás poniendo a prueba si no que estás jugando o cantando con él o ella.

8. Balbucear es hablar: Cuando los bebés o los niños pequeños parece que te están hablando cualquier cosa, menos palabras, usualmente sí se están comunicando, y para ellos son palabras, así que ignorarlos o hacer balbuceos sin sentido de vuelta no es tan motivador como decir “Me estás contando algo, ¿me estás hablando sobre el gato que acaba de caminar por aquí? O “tienes muchas cosas que contarme hoy”. Hay que saber diferenciar; si tu bebé recién está haciendo sus primeros sonidos, es bueno que lo imites para motivar que los repita, que hagas tus propios sonidos para motivarlo a intentarlos, pero si tu pequeño ya tiene cerca de un año a más, entonces quiere comunicarse contigo y a su manera te está hablando. Si tú escuchas asfajrasdfasjofa lsjfdlasja de tu pequeño que tiene un año y aún no dice más que algunas palabras, en vez de repetirle los sonidos, tú conversa con él o ella. Dile lo que has visto, o simplemente contéstale ¿ah sí? Si no se te ocurre qué más decirle, pero es importante que sepa que quieres comunicarte y que haces esfuerzo por entenderle.

Lo mismo va cuando tu niño te dice cosas que tú piensas que no tienen un sentido en ese momento. Si tu pequeño te dice “eta” por galleta y tú sabes que está lleno o que va a comer su comida, en vez de decirle, “no vas a comer galleta porque ya vas a cenar” o “no puedes querer galleta porque ya comiste”, trata de repetirle la palabra “¿estás pensando en galletas?” espera por algún tipo de respuesta de tu niño y luego dile “¿quieres comer galleta?”(espera igual) si tu niño te da alguna indicación de asentir o que sí eso es lo que quiere pero tú sabes que ya le toca comer puedes decirle: “Ahora toca cenar/almorzar, tu comidita, pero luego que la comas te puedo dar una galleta” o si sabes que no tiene hambre puedes contestarle “¿no quieres comer galleta? ¿Te gusta decir galleta?, sí es una palabra divertida de decir. Sé que es un poco largo, pero estamos hablando de niños que ya están empezando a expresarse y necesitan que hagamos un esfuerzo por comunicarnos con ellos con respeto a lo que dicen y sienten. Esta es la mejor manera de comunicarte en el día a día cuando simplemente están soltando palabritas y están empezando a hablar algo más.



jueves, 1 de mayo de 2014

La hora de dormir del pequeño: Ideas de actividades para crear una rutina

Hablemos de los hábitos de sueño y cómo formarlos para ayudar a los pequeños a tener el suficiente descanso que necesitan sin que pierdan su mañana y se duerman demasiado tarde por las noches.

Dos cosas muy importantes tenemos que tener en cuenta antes de hablar de sugerencias de actividades para las rutinas.

A. LAS ASOCIACIONES AL SUEÑO SON INCREÍBLEMENTE FUERTES: La naturaleza repetitiva de las acciones EXACTAS de papá o mamá (o ambos o quien se encargue de la rutina de dormir del pequeño) es muy poderosa. No importa si te paras de cabeza como primer paso de la rutina de dormir de tu bebé o tu niño pequeño, siempre que lo hagas todas las noches como primer paso. Si tu rutina es bañar a tu pequeña, que se cepille los dientes si ya está en edad de hacerlo, que diga buenas noches al hermanito mayor y que le leas un cuento en la mecedora antes de ponerla en su cama, entonces haz lo mismo EN EL MISMO ORDEN cada noche. Lo que importa es que hayas creado una serie de pasos confiables(a esto voy con que siempre sea lo mismo y en el mismo orden) antes de ir a la cama que le digan a su cerebro y a su cuerpo que es hora de dormir.

 
B. EL PODER DE UNA RUTINA DE DORMIR NO ESTÁ EN LO QUE HACES SINO CÓMO LO HACES: Justo después de la hora que tu pequeño suele cenar (digamos a las 6 de la tarde). Toca música suave (de preferencia sin letras, sólo instrumental y calmada) como jazz o música clásica que sea relajante y baja la intensidad de las luces de la casa, si hay muchos focos en la sala o donde suelen jugar o estar después de cenar, apaga algunos, o prende alguna lámpara de voltaje más bajo en vez. Calma tu voz y tu energía (y de quien esté en casa en esos ratos) y muévete más despacio. El periodo de relajación debe comenzar por lo menos media hora antes de que sea hora de comenzar con su rutina antes de dormir (OJO no con la hora de dormir sino de la rutina establecida o que estás estableciendo). No puedes estar corriendo y apurándote con todo y luego que tu pequeño caiga en la cama. El tiempo para llevarlos hacia el sueño es importante. Si ya tu pequeño está acostumbrado a una serie de actividades, el calmar las energías antes de realizarlas ayuda. Y si ya está acostumbrado a un orden de actividades, siendo la última colocarlo en su cuna o su cama y decirle buenas noches, ya cuando estés llegando a estas va a bostezar y acurrucarse fácilmente para dormir.
Es muy importante que en la rutina termines llevando o acompañando a tu pequeño a su cuna o su cama aún despierto, para que se duerma sin estarlo arrullando. Porque los niños que duermen ya de corrido varias horas en la noche, pueden despertarse a buscarte porque dormir solos no es un estado biológicamente natural para ellos. Si tú has decidido que lo mejor para tu bebé es que se acostumbre a dormir en su cuna o su cama en su cuarto, tienes que llevarlo a esta aún despierto, porque si se acostumbra a que lo coloques ahí ya dormido no va a entender si se despierta durante la noche, por qué no lo arrullas o lo haces dormir antes de dejarlo de nuevo en su cama o cuna.

Teniendo en cuenta que tú sabes cómo es el carácter y personalidad de tu pequeño y que a algunos el baño los calma mientras que a otros los alborota y algunos necesitan ponerse a correr y saltar un rato antes de empezar su rutina de dormir.
Mis sobrinos por ejemplo (4 años), necesitan ponerse a saltar y tirarse uno encima del otro y poco más pararse de cabeza sobre los muebles, antes de empezar la rutina de dormir y una vez que ya están cepillándose los dientes se tranquilizan un poco, y luego de saltar un poco más en la cama, una vez que se echan y toman su leche antes de dormir ya se calman, cosa que al terminar la leche ya se les apagó el switch. (Pero si llega algo tarde su papá y los encuentra aún despiertos es la emoción de que llegó papá y otra vez hay que calmarlos je, je). Otros niños se re-energizan si se ponen a jugar muy activamente antes de dormir. Cada niño es diferente y tú conoces a tu hijo así que acá algunas ideas que puedes seguir para la rutina antes de dormir. Eso sí no importa dónde comiences tu ritual, el final debe ser agradable y llevando a tu pequeño a la cuna o a la cama, para que se sienta tranquilo y sienta que su cuarto es un lugar para descansar, no el lugar a donde lo “desparecen” en las noches. Si tu pequeño ya es algo más grandecito y estás empezando recién la rutina y llora cuando te ve salir, dile que volverás en unos minutos y cúmplelo, se sentirá más tranquilo sabiendo que estás cerca.

Aquí algunas ideas que puedes usa en tu rutina con tu pequeño, ojo no es para que uses todas, sino para darte ideas de algunas cosas que puedes hacer:

1. EMPIEZA TEMPRANO: Acá no me refiero sólo a la edad, que también es genial que si puedes empezar
a una edad temprana lo hagas y continúes con la rutina, pero acá me refiero a que empieces con una rutina y no la interrumpas, no a las 10 de la noche, si no en que comiences a baja las revoluciones de las actividades de la casa y tuyas, y por tanto de tus pequeños, después de la hora en que cenen. Una vez que estén bien dormidos ya puedes hacer con tu noche las actividades que desees, pero si tu pequeño ve mucha actividad en la casa no quiere perdérsela y no querrá dormir temprano. Es por esto recomendable que empieces a “calmarlo todo” a una hora razonable (la mayoría de los niños pequeños duermen entre 7 y 8 de la noche) y te mantengas en la rutina todo lo posible, así salgas, tratar de mantenerte en la rutina aún fuera de casa.

2. EMPIEZA UNA RUTINA REGULAR: Vuelvo a decir: consistencia, constancia. Y tratar de enseñarle a tu bebé la diferencia entre mañana y noche, hora de levantarse y hora de dormir. Si aún es pequeño para entenderte con palabras, empieza colocando su cuna junto a una ventana donde entre luz natural a su cuarto. La luz natural ayuda a organizar su ritmo, y que las siestas las tome también en su cuna con la cortina abierta para que cuando se despierte vea la luz. Si tienes la mala suerte que el cuarto de tu bebé tiene una ventana a la que da la luz de otro departamento o de un farol de la calle e ilumina su cuna o su cuarto, entonces cierra las cortinas y ábrelas un rato antes que tu pequeño se despierte, si te gana, ábrelas antes de sacarlo de la cuna, para que vea que es de día. Si es menor de 4 meses o pesa menos de 5 ½ kilos aproximadamente, aún necesita alimentarse durante la noche y no puede pasar las 7 horas que otros pequeños más grandes y de más peso que sí pueden pasar sin alimento durante la noche; por lo tanto si tu pequeño está en menos peso o menos edad, a la hora que lo alimentes durante la noche trata de que sea en silencio, sin prender luces, sin canciones ni juegos, tú agarra su biberón. Si lo vas a sacar de la cuna para que no asocie esta con los momentos de alimentarse, igualmente hazlo con mucha suavidad y silencio, para que no se llegue a despertar y poner alerta completamente otra vez. Diferencia las alimentaciones del día con las de la noche, en el día cuando lo alimentes juega con él, cántale. En la noche si hay que cambiarle el pañal, igualmente hazlo rápido y sin estímulos como canciones o hablarle mucho, luego arrúllalo un momento y vuélvelo a poner en su cuna, relajado pero aún despierto.

3. QUE GASTE ENERGÍAS: Puede ser el primer paso de la rutina de dormir si tu pequeño necesita un
último rato de actividad antes de calmarse, pero durante el día, tu niño necesita gastar energías, olvídate de los bouncers y sillitas, de los andadores, salvo por ratos (y si puedes en vez de andador, caminador), olvídate de mucho rato en el coche. Si no puedes estar con tu pequeño en esos ratos de actividad y ya gatea, y no puedes ponerlo “libre” porque no puedes estarlo vigilando que no vaya a donde no debe, aunque sea ponlo en su corral con juguetitos, si ya gatea y puedes hacerlo que gatee por toda la casa, ponle cojines, hazle túneles con cajas, si ya camina que salga y trepe, que corra por el parque, lo importante es que gaste energías para que no llegue la noche y esté con toda la energía acumulada que no lo va a dejar dormir.

4. AL AGUA PATO: En otras palabras, dale un baño. Si papá llega ya cuando va a empezar o empezado el ritual de ir a dormir, que papá aproveche ese rato para pasar un rato especial con el pequeño.  Si a tu pequeño en vez de relajarle, los baños lo aceleran o le fastidia, será mejor entonces dejarlos afuera del ritual nocturno. En vez de eso acurrúquense con el pequeño o hagan un rato de mimos y abrazos sin que se convierta en cosquillas o en algo que lo acelere nuevamente. Puedes también leerle un rato.

5. OCUPARSE DE LOS "ASUNTOS": La rutina para estar listo para dormir de tu pequeño, puede incluí lavarse cara y manos, cepillarse los dientes, un cambio de pañal o un viaje al bacín (si está lo suficientemente grande), y ponerse sus pijamas. Es importante empezara el hábito de lavarse los dientes a una edad temprana así tu pequeño se acostumbra a hacerlo. Aquí un tip para ahorrar tiempo (y un poco de engreimiento). Una vez que tu niño ya sea lo suficientemente grande para tener preferencias sobre lo que se pone, déjalo elegir qué pijamas quiere usar. Dale dos opciones y déjalo elegir una.

6. JUGUEMOS: Jugar un juego tranquilo en la sala o en el suelo del cuarto de tu pequeña es una excelente
manera de pasar un rato divertido con ella antes de ir a la cama. Los niños más grandecitos, pueden disfrutar rompecabezas simples o juegos de cartas, y los más pequeños siempre se pueden entretener con jugar “dónde está bebé” que escondes tu rostro o el suyo con una mantita o un cojín y le preguntas “¿dónde está?”. El juego puede ser tan sencillo como tomar turnos para decir el alfabeto o contando hasta 10. Lo que entretenga a tu niña sin acelerarla demasiado está bien. Antes de que se meta en la cama, esconde algo ahí para que lo encuentre, un juguete, una postal o un objeto interesante, y luego hablen de ese juguete u objeto un rato. Sólo asegúrate de llevártelo antes que dejes el cuarto de tu pequeña.

7. CONVERSEN: La hora de ir a dormir es una oportunidad para los pequeños y sus padres de pasar un tiempo conversando. Hablen de la rutina del día y pregúntale a tu pequeño sobre las mejores y peores cosas que le pasaron a él, así como lo que sea que lo esté preocupando. Esto puede ayudarle a solucionar ansiedades o miedos que pueda estar teniendo y le dejará tener una mejor noche de sueño. También es el mejor momento para que rezar si tú así lo deseas.

Claro que no tienes que esperar a que tu pequeño te pueda dar una descripción detallada de los eventos de su día. Sólo convérsale sobre su día hasta que él pueda contribuir a la conversación. Es una manera de incrementar su vocabulario y relajarlo.

8. DECIR BUENAS NOCHES: Muchos niños ya a partir de los 2 años les gusta caminar alrededor del cuarto o la casa diciéndole buenas noches a sus juguetes favoritos, a personas u otros objetos. Dejarlo pero saber reconocer hasta cuándo, una cosa es que paseen y le diga buenas noches a algún otro familiar que esté en casa o a un hermanito mayor, que no esté ya durmiendo, o a la mascota, otra cosa es que le quiera decir buenas noches a cada uno de sus juguetes, en este caso es posible que simplemente quiera atrasar un poquito su hora de dormir.

9. LEER UN CUENTO: Junto con un buen baño, un favorito de siempre en las rutinas a la hora de ir a la cama es leer un cuento. No sólo ayudará al vocabulario de tu pequeño, pues los estudios muestran que las habilidades del lenguaje e incluso la inteligencia pueden depender de la exposición diaria de tu niño a un amplio vocabulario, sino que también se beneficiará del tiempo que pase contigo en leerle el cuento.
Para un niño ya de 2 o 3 años, elegir un cuento cada noche, para la hora de dormir es otra oportunidad de tener algo de control sobre la rutina nocturna.  Esto puede significar que tengas que leer el mismo cuento por una semana o más pero le eleva la autoestima y le hace sentirse importante el tener la posibilidad de elegir su propio libro.

10. CANTA UNA CANCIÓN: Cantar una canción de cuna es una manera comprobada de ayuda a un bebé soñoliento a quedarse dormido. Puedes cantarle más canciones dentro del ritual para dormir pero cierra siempre con una canción específica como su “canción de buenas noches”. Ya ellos aprenden a reconocer esta como el final de la rutina para decir buenas noches.

11. PON ALGO DE MÚSICA: Empezar con un CD, cassette, o un USB con canciones de cuna, música clásica u otra música favorita de tus niños (música tranquila en volumen bajito) y luego dejarlo prendido cuando te vayas, puede ayudar a calmarse a tu niño parra que duerma. Pero tratando que sea un extra y no algo demasiado central de la hora de dormir para que no aprenda a depender de sonidos o canciones para dormirse.

12. DEJA UNA LUZ PRENDIDA: Hablamos ya de niños a partir de 1 año y medio o 2 hasta los 5. Dale un último abrazo o acurrúcate por un rato por última vez con él, dile buenas noches y apaga las luces, y, si deseas deja una lamparita de noche suave. Muchos niños de esta edad se desorientan y se asustan cuando despiertan en la noche en un cuarto completamente oscuro donde no pueden ver nada; dejar una luz baja prendida puede ayudar bastante.

Lo principal es que tú conoces a tu pequeño y sabes qué le puede funcionar y qué no, no hagas una rutina demasiado larga o demasiado elaborada, acá hay algunos ejemplos de actividades, pero lo importante es la consistencia que siempre hagas las mismas cosas en el mismo orden cada noche todas las noches, aún si sales tratar de mantener la rutina en lo posible ayudará a tu niño a tener un día más tranquilo, una rutina general más organizada y una buena noche de sueño.

viernes, 25 de abril de 2014

Seis grandes errores que se pueden cometer con el sueño de los niños y cómo solucionarlos


Me encontré este artículo y me pareció demasiado interesante como para agregarlo a otras cosas así que decidí mejor traducirlo, porque he encontrado que muchos de estos errores me los confiesan mamitas sobre sus peques cuando no saben por qué se mueren de sueño durante la mañana o por qué duermen hasta las 11 de la mañana.

Hacer que un niño pequeño se duerma y se quede dormido, es una de las tareas más complicadas de la paternidad. Cuesta adaptarlos a una rutina y tratamos de encontrar algo que funcione pero es complicado aún hasta para hacerlos dormir la siesta muchas veces. Pueden haber muchos pequeños o grandes problemas y a veces batallas con la hora de dormir, pero acá 6 errores grandes y bastante comunes, y la mejor manera de repararlos rápidamente.

1. ERROR: HACER DORMIR A TU PEQUEÑO MUY TARDE
Muchos niños actualmente, duermen menos de lo que sus padres dormían mientras crecían. En la infancia y adolescencia temprana hoy, los niños duermen menos de lo que dormían los niños a mediados de los 70s o inicios de los 80s. Los resultados de horas más tardías de ir a la cama, son más batallas a la hora de dormir, dificultades para hacer siesta y despertadas en el medio de la noche.
Puede ser que no tengas a tu bebé o tu niño pequeño en un horario de sueño regular o quizás mamá o papá no tienen mucho tiempo para pasar con su bebé o su niño pequeño y por eso lo dejan despierto hasta más tarde para poder jugar con él/ella. Dejar dormir muy tarde a los niños siendo bebés o preescolares crea un exceso de fatiga. Cuando se cansan de más, les cuesta más quedarse dormidos y mantenerse dormidos (a esto que se resisten a ponerse el pijama, lloran, se fastidian), y pueden levantarse más temprano que si los hubiesen acostado a una hora adecuada.

BUEN HÁBITO: ESTABLECE HORARIOS REGULARES PARA LA HORA DE DORMIR (y, si es apropiado, horas de siesta) Y APÉGATE A ESAS HORAS. No esperar a que tu pequeño se esté sobando los ojos, bostezando o fastidiado, ahí posiblemente ya sea tarde. Llévalo a su cama a dormir, antes. Aún 15 a 20 minutos de sueño extra pueden hacer una diferencia.
Aun cuando cada niño es diferente, en general los bebés y niños en edad preescolar necesitan alrededor de 12 horas de sueño durante la noche. La idea es que calcules según la hora en la que tienen que despertar, para llevarlos a dormir a una hora adecuada.



2. ERROR: CONFIAR SÓLO EN EL MOVIMIENTO
¿Qué padres no han respirado un suspiro de alivio viendo a su bebé quedarse dormido en un columpio de bebé o en el asiento del carro? Usualmente estos maravillosos momentos ocurren cuando menos los esperas, y posiblemente más necesites un descanso.
Pero algunos padres caen en la trampa de usar movimiento para lograr que sus pequeños tomen siesta o se queden dormidos de noche. Si el pequeño siempre duerme en movimiento, en coches o carros, es posible que no esté obteniendo ese sueño profundo y más restaurador debido a la estimulación del movimiento. Es muy posible que esté durmiendo de la manera como duerme un adulto en un avión. Puede que descanse, pero no es sueño reparador.

BUEN HÁBITO: USA EL MOVIMIENTO PARA CALMAR Y NO PARA HACER DORMIR. Está bien que uses el movimiento del coche o el columpio musical, si tu bebé está de mal humor, para calmarlo. Pero una vez que se ha dormido, estaciona el cochecito o para el movimiento del columpio. El niño tiene mejor calidad de sueño de esta forma. Si se queda dormido mientras estás en un trecho extenso con el auto pues simplemente disfruta del momento y déjalo dormir, pero para la casa sí tener estos cuidados.


3. ERROR: SOBRE ESTIMULACIÓN EN LA TIERRA DE LOS SUEÑOS
Quitemos los módulos de la cuna para la hora de dormir (por favor). No hay nada de malo con que el bebé tenga un móvil para observar y distraerse, es un excelente estímulo visual. Precisamente por esto no ayuda a dormir. Con los juguetitos que rotan y a veces tienen luces y/o musiquita, hay muchos bebés que no se duermen, porque hay tanto movimiento y colores vivos y distracción que pueden mantenerlos despiertos en vez de enseñarles que es de noche y hora de dormir.
En cuanto a niños más grandecitos, también pueden sufrir de un exceso de estimulación a la hora de dormir. Si tienen muchos juguetes en la cama u otras distracciones, puede que no estén descansando como necesitan.

BUEN HÁBITO: MANTENER EL CUARTO LO MÁS A OSCURAS QUE SEA POSIBLE Y BAJAR LAS REVOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES A LA HORA DE LA SIESTA Y DE DORMIR EN LA NOCHE.
Para maximizar el sueño de tu pequeño, pon a tu bebé o tu niño menor de 3 años (que son muy chicos aún para haber desarrollado temores nocturnos) a dormir en cuartos en casi completa oscuridad. Para que los bebés duerman bien, en una escala del 1 al 10, en que 10 viene siendo el cuarto totalmente oscuro, el cuarto debe ser aproximadamente un 8 o 9. Los niños alago más grandes pueden dormir con una luz de noche suave para calmar cualquier temor pero nada de “entretenimiento” (juguetes de actividad, aparatos electrónicos) para la hora de ir a la cama. En niños más grandes piensa bien para que no tengan entretenimiento extra a la hora de ir a la cama. Piensa MUY bien antes de ponerles una computadora o TV en su dormitorio. Aún los niños que se duermen con una película favorita pueden estar perdiendo alrededor de media hora, de precioso sueño. Y es mucho más sencillo mantener los aparatos electrónicos, fuera del cuarto que hablar y tratar de moderar y negociar la hora en que lo dejan cada noche.

4. ERROR: PASAR DE/DEJAR DE LADO LA RUTINA DE DORMIR
Con un bebé quizás hayan casos en que se asume que una rutina consistente de baño, libro y una canción de cuna o arrulla no es aún necesaria. Pero tener una serie de actividades agradables y relajantes que lleven a la hora de apagar las luces es muy importante. Prepara a tu niño para dormir porque empiezas a formarle una rutina.
Los padres de niños grandes que solían tener una rutina, puede ser que la dejen de lado porque erróneamente piensen que su niño ya está muy grande para esas cosas o porque a la hora de dormir del pequeño, mamá o papá están muy cansados y creen que se pueden dormir solos sin necesidad de una rutina. Pero aún los adultos se benefician de tener algún tipo de rutina para relajarse cada noche. No podemos esperar que los niños pasen de un día lleno de actividad y un rato de juegos súper activos a apagar las luces. Investigaciones han indicado que los niños en edad escolar que no tienen una rutina, claramente no obtienen el sueñeo que necesitan.

BUEN HÁBITO: UN RITUAL PARA IR A LA CAMA QUE RECONFORTE
Sin importar la edad de tu hijo, la clave es tener una serie de pasos predecibles o indicativos de la hora de dormir, que le ayuden a calmarse y relajarse de la actividad del día. Para un bebé, ello puede significar un simple cambio a pijamas y acurrucarse con mamá o papá; con niños más grandecitos, la rutina puede necesitar, un baño, leer un libro, cantar canciones o decir unas oraciones. Tú puedes crear tu propio ritual, la idea es tener una serie de actividades consistentes que ocurran en un mismo espacio, en el mismo orden, a aproximadamente la misma hora cada noche.


5. ERRROR: INCONSISTENCIA
Un par de veces a la semana, cuando está realmente “quejoso” cuando está muy fastidiado, tú te echas con tu pequeño en edad preescolar en su cama hasta que se queda dormido. O quizás pones a tu niño algo más grande a dormir en su cuarto pero lo dejas subirse a tu cama contigo a mitad de la noche.
El problema es no el método de sueño sino la práctica inconsistente de éste. A muchos padres no les afecta tener a su hijo en la cama con ellos, la práctica del colecho está visto que tiene muchísimos beneficios para los niños, pero tiene que ser algo que se ha decidido hacer no algo que ocurre, pues muy seguido los padres terminan con una “cama familiar” con la que no habían planeado.
Los padres llevan o dejan al pequeño subirse a su cama pero no quieren que se quede en la cama con ellos, sólo que no quieren devolverlo a su propia cama porque quieren que duerma tranquilo, o se sienten culpables de que no pasan suficiente tiempo con sus hijos. Las primeras veces el niño se levanta durante la noche, alguno de los padres lo volverán a poner en su propia cama, y alrededor de las 3 de la mañana, dejarán otra vez que el pequeño regrese a la cama con ellos, y este escenario crea un refuerzo intermitente, porque el niño aprende que espere y aguante e insista por más tiempo, y eventualmente conseguirá lo que quiere.

BUEN HÁBITO: ESTABLECE GUÍAS Y REGLAS DE DÓNDE DORMIR
Hablando sólo de niños ya algo más grandes y no bebés. Aunque es mejor decidir si deseas una cama familiar o no desde el principio, nunca es demasiado tarde para establecer reglas. Una mamá de 3 años que su pequeño recientemente empezó a despertar a las 11 de la noche, algunas noches a la semana, y se iba a la cama de sus padres. Luego de un par de meses de estas visitas nocturnas, la falta de buen sueño hizo que se decidieran a establecer la regla para que su pequeño se quede en su cuarto. Ya a los 2 años tu pequeño comprende bastante bien, si tú has decidido que él tiene que dormir en su cama en su cuarto y no tener una cama familiar entonces hay que explicarle con mucho amor pero también firmemente que es la hora de dormir y que él o ella tiene que dormir en su cama y mamá y papá en la suya. Por supuesto que hay excepciones, si tu pequeño está enfermo o está asustado por algo que ha sucedido (temblores, situaciones estresantes en la familia, cambios muy bruscos en la dinámica del hogar, etc.), puedes consolarlo y reconfortarlo quedándote con él o ella en su cama o durmiendo en un colchón inflable o una camita extra en su cuarto, haciéndole compañía. Pero apenas pase la enfermedad o el motivo por el cual se ha asustado, regresa a la rutina usual. Si crees que tu pequeño va a protestar mucho puedes hacerlo gradualmente, explicándole que lo vas a acompañar hasta que se duerma, y poco a poco explicando los cambios hasta que regreses a la rutina de cada quien en su cama en su cuarto.

6. ERROR: PASAR DE CUNA A CAMA GRANDE MUY TEMPRANO
¡¡Tu pequeño cumple 2 años!! ¡Qué grande! Y tú quieres celebrar comprándole esa linda camita para niños que viste en oferta. Pero apenas haces el cambio, tu pequeño empieza a levantarse después que se han apagado las luces o empieza a despertarse a horas demasiado tempranas. ¿Por qué? Antes de aproximadamente los 3 años de edad, muchos niños simplemente no están listos para dejar atrás la cuna. No tienen las habilidades cognitivas ni el auto control para mantenerse dentro de los límites “imaginarios” de una cama.

BUEN HÁBITO: ESPERAR A QUE TU NIÑO ESTÉ LISTO PARA UNA CAMA GRANDE
Cuando un niño está cerca de los 3 años de edad, podría ser momento de moverlo a una cama grande. Podría es la palabra clave, si tu pequeño tiene problemas para quedarse en la cama a esa edad siempre puedes darle algo más de tiempo. Puedes probar poniéndole una cama con los barrotes temporales de una cuna, para que se sienta seguro y poco a poco puedas irlos retirando. Así como volver a los pañales luego de varios intentos desastrosos de enseñarles a usar el baño, regresar a la cuna si es algo necesario, no es un fallo. Tu niño eventualmente estará listo y es muy posible que incluso te pida, si ve hermanos, primitos, amiguitos, los niños a partir de los 3 años no siempre quieren ya seguir durmiendo en una cuna.




PD: No me he perdido ni me he "dormido" mamis y papis es sólo que he estado con muchas cosas y no me he podido sentar tranquila a escribir como es debido y no me gusta darles cosas mal hechas, me gusta hacer mi investigación bien y darles todos los ángulos posibles.