lunes, 8 de mayo de 2017

Bebés Velcro, una historia



Un primer post dedicado a una de mis mejores amigas, mamá de dos, uno de ellos su "bebé pegote" como ella cariñosamente le llama.

Les soy sincera yo no conocía de este término, pero es parte de lo que es crianza respetuosa la manera cómo reaccionas a tu bebé velcro. Hasta que escuchaba mensajes de voz de mi amiga en su desesperación pues me decía que no sabía qué hacer con su bebé. "¡No me deja ni ir al baño!" eran muchos de sus mensajes "lo pongo en su cochecito, lo pongo en su sillita semi sentado para que me mire está mirándome y le estoy hablando pero grita como si lo estuvieran matando". Preocupada si quizás no tendría algún problema de reflujo o en su columna o su corazoncito lo llevó al pediatra, luego de examinarlo y ver su crecimiento y su respuesta, el doctor le dijo simplemente: "Señora, algunos bebés necesitan más contacto, MUCHO más contacto que otros".
Su primera hija siempre fue muy independiente, incluso un poco reacia a dar muchas muestras de cariño. No le gustaba estar lejos de ella pero no necesitaba estar en constante contacto con ella ni estar jugando a sus pies o encima de ella. Mi amiga no tenía planeado colechar pues su hijita mayor, muy emocionada con la llegada de su hermano pequeño, no podía esperar a compartir su cuarto con él, pero tuvo que colechar lo más posible hasta que poco a poco él aceptó dormir contento en su propia cama, poco a poco ahora juega con su hermanita mayor quien le tiene una paciencia infinita.

Les comparto dos historias que me encontré por ahí antes de explicar un poco en otro post, cómo es la teoría de esto y cómo (intentar) tratar el asunto.  Les comparto estas dos historias para que vean, mamás que no están solas, porque mi amiga no lo ha pasado fácil a pesar de poder quedarse en casa con su bebé. Tener a una sociedad que te critica porque le das mucha atención a su parecer o no le das atención suficiente. Unas mamás que le dicen egoísta porque no lo manda a cuna, y otras que le dicen egoísta porque no está todo el tiempo completamente a su disposición absoluta pues tiene otra niña que también la necesita y de alguna manera tiene que partirse porque también tiene una casa y una relación con su esposo todos los cuales requieren de su tiempo y su atención. El resto del mundo tiene que respetar la crianza que ustedes están llevando, y solo a quienes ustedes les piden consejo tienen la puerta abierta para sugerir. Les comparto estas dos historias que encontré para que sepan que no tienen por qué sentirse mal por cargar a sus bebés, para que no se sientan solas, porque son ustedes las que tienen que estar siempre con ellos, y porque bebés velcro hay de muchos niveles. El de mi amiga está un poquito más cerca a la primera historia que les voy a compartir.  El próximo post ya será acerca de un poco más de tecnicismos y maneras de sobrellevar estas realidades

Historia de un bebé velcro
Cuatro Meses:

Cierro la puerta del garaje detrás de mí y entro de puntitas en la sala - un esfuerzo inútil resulta - porque él aún está despierto. El sonido opacado del llanto me golpea como una ola; mi esposo se sienta vencido en el sofá.
"Le he tratado de dar el biberón media docena de veces", comienza a decir.
Observo la botella en la mesa, rápidamente haciendo cuentas en mi cabeza. Leche materna de dos días de antiguedad, calentada y recalentada media docena de veces. ¡Rayos!

"Te está esperando"
"Lo sé, puedes botar la leche"
Pasamos uno junto al otro por la sala mientras me acerco hacia el llanto cada vez más audible. Volteo a mirar el reloj del microondas justo a tiempo para ver cuatro onzas irse por el drenaje, junto con cualquier migaja de independencia que podría tener.

Abro la puerta del cuarto y me acerco a él como si fuese un imán. Nos retiramos a la mecedora y lacta hambriento, desesperadamente, agarrándose fuerte de mi polo con sus manitas todo el tiempo.
_____

Ocho meses:

Camino hacia la sala con mi teléfono en mano, lista para contestar algunos correos mientras desayuno. Volteo la esquina y me preparo, pero es demasiado tarde. He sido vista.
Él empieza a hiperventilar suavemente. Una sonrisa se apodera de su cara mientras que gatea lo más rápido que puede hacia mis pies, pasando su cuerpito sobre juguetes en el proceso como un soldadito bebé de cinco kilos. Me mira con ojos esperanzados, colocando sus manitas en mis pantorrillas con desesperación, como si no me hubiese visto en días.
Lo levanto y coloco su cuerpo en mi cadera sobre mi bata de flores. Se derrite en mi lado como si fuese relleno de pastel.

Me vio por última vez hace 14 minutos.
________

Doce meses
Se aferra a mí más fuerte mientras entran algunos invitados, clavando sus uñitas firmemente en mi bícep. Suelto su agarre en mi brazo mientras le doy un beso en la mejilla, asegurándole que no me voy a ninguna parte. Trato de distraerlo con el brillante globo de cumpleaños, pero está demasiado asustado para jugar.

Abuela trata de llevárselo; él grita.
Papá trata de llevárselo; él grita.

Eventualmente me escapo al baño por unos minutos de soledad. Mi esposo se lo lleva rápidamente a jugar afuera mientras que yo regreso a la cocina con mucha cautela. Paso aceleradamente delante de las puertas corredizas, agarro un burrito y finalmente me siento en la mesa con mis amistades.
"Creo que estoy a salvo!" bromeo.
En el segundo que digo las palabras, un llanto familiar les sigue. Miro afuera de la ventana y lo veo, seguro y a salvo en los brazos de mi esposo, ansiosamente mirando a la puerta corredisa.
Mi mirada se cruza con la de mi esposo por la ventana.
"Escuchó tu voz!"

No puedo evitar poner los ojos en blanco, colocando mi burrito de nuevo en el plato. Abro la puerta corrediza y en segundos estamos reunidos, su cuerpito de nuevo en mi cadera, sus uñas de vuelta en mi brazo, su cabeza descansando en mi pecho.
Sonríe con ganas.
_________

Mi primer hijo tuvo brotes normales de ansiedad de separación, usualmente durándole algunas semanas cada vez. Fue dulce, incluso bienvenido, y rara vez me afectó fuera de necesitar un momentáneo descanso del gimnasio porque el cuidado de niños se volvió insufrible.

¿Pero esto? ¿Mi segundo bebé? Nunca he conocido un apego como este. Nunca he sido ni testigo de apego como este. Imagínenme cargando a este bebé mientras lavo los platos, mientras preparo comidas, mientras tipeo correos, mientras voy al baño, mientras hago lo que sea. Imagínenme entregándoselo a otras personas y su cara torándose roja cuasi morada como una beterraga(remolacha) mientras grita como si lo estuviesen matando. Imagínenme caminando hacia la puerta principal de la casa mientras él entierra su carita en la alfombra sollozando histéricamente como si nunca fuera a regresar. Imagínenme prácticamente volando alrededor de mi propia casa como un ninja para estar fuera de su vista en las raras ocasiones en que está distraído con un juguete en la sala por dos minutos enteros.

Cuando no está en mis brazos este bebé vive a mis pies, estacionado junto a mis dedos del pie como un incansable cachorrito. No está contento a menos que esté junto a mi, en mis brazos, en mi cadera, en mi falda, respirando el mismo aire que yo respiro. Él es mi bebé velcro; puedo prácticamente oír el sonido característico cuando lo desengancho de mi cadera para ponerlo en el suelo o dárselo a alguien más, punto en el cuál empieza a caérsele el mundo.

¿Cómo es posible que alguien tan pequeñito pueda adorarme tanto?
Por un lado este apego es completamente sofocante. Entre darle de lactar a demanda y cargarlo en mi cadera o ponérmelo al pecho en un fular o un canguro, me he sentido muy rara con mi propio cuerpo este año, como si no me perteneciera más a mí. Parece que nos están faltando... ¿cómo es que lo llaman los psicólogos? Ah sí, límites.

Por otro lado, estaría totalmente mintiendo si no dijera que este apego no es lo más amada y necesitada que me he sentido nunca en toda mi vida.
Estoy casi avergonzada de admitir esto, pero genuinamente siento una sensación de orgullo cuando entro a una habitación y él llora por mí con sus bracitos estirados. En esos momentos realmente siento el sacrificio y la santidad de la maternidad. Esta completa falta de espacio personal que trasciende mi cuerpo derechito hasta mi alma. ¿A quién le importa si nunca puedo almorzar en paz? ¿A quién le importa si tengo que cargar a mi bebé mientras voy al baño? Soy ¡necesitada! y es un glorioso sentimiento.
Miro a mi niño de 3 años y medio ya, ese niñito seguro que casualmente con su mano se despidió y me dijo "¡chau, mami!" en su primer día del nido sin mirar atrás. Me necesita cada vez menos y menos cada día. La semana pasada me informó que ya puede ir al baño solo, cerrando la puerta en mi cara.

"¡Necesito pwivacidad!" gritó.

Fue divertido a la vez que devastador. ¿Es a eso a lo que nos estamos dirigiendo?

No sé por cuánto tiempo más esta etapa Velcro va a durar, pero sabemos que es temporal. Algún día ya no llorará cuando yo salga de la casa. Algún día él preferirá la compañía de su papá, de su hermano, o su (que Dios me ayude) novia. Algún día él va a necesitar espacio de mí, mientras yo me cuelge desesperadamente a cualquier vista de él, a toda conversación con él, a todo encuentro que compartamos. Nos estamos dirigiendo a esos días, como un tren de carga que no para.

Quizás todo esto es un ensayo, una vista previa de días que vendrán. Quizás esto es un pequeño entrever de mi propio futuro, y él está pavimentando el camino de mis expectativas emocionales. El día que obtenga su licencia de conducir. El día que empiece la universidad. El día que se case. En algún momento estamos destinados a cambiar de lugares, y yo quizás sea la que entierre mi cara en la alfombra, sollozando histéricamente.
Todo se volverá un círculo completo, y el velcro se separará una vez más.

Segunda Historia de bebé velcro
Bebés velcro de alto mantenimiento, sí, son dos

Todos los bebés necesitan ser cargados, pero los bebés velcro lo llevan al extremo. Los bebés velcro de alta necesidad, son una raza especial en sí mismos. Si te tienes que preguntar si es que tienes uno, la respuesta es no. Cuando tienes uno lo sabes, incluso antes de que siquiera sepas que existe un término para bebés como el tuyo.

Lo sabes porque tus brazos duelen de cargarlo día y noche. El coche caro, columpio, cunita portable y asiento balancín se quedan sin usar. Temes el momento cada vez que lo tienes que poner en el auto. Duermes con él en tu pecho aún cuando nunca planeaste hacer colecho. No puedes preparar o comer una comida de verdad. Trata de echarlo a descansar y verás llanto como nunca lo has visto antes. No tienes el lujo de decidir qué hacer durante la hora de la siesta... cuando él duerme tú no te puedes mover. Tú eres su única y su todo, para bien o para mal.



He querido hijos toda mi vida. Mis ovarios dolían por tenerlos - Estaba lista. Resulta que nada me pudo haber preparado para la maternidad de mis dos bebés. Mi niño mayor (3 años) ha sido cual libro, de altas necesidades desde su nacimiento y su hermana menor (7 semanas) parece que está siguiendo sus pasos. Demandante, continua necesidad de lactar, super sensible, no puede echarse a descansar solo, agotador, con problemas de sueño, intenso - estas son solo algunas de las características de un bebé de altas necesidades que mis hijos muestran.

Estoy escribiendo esto echada en mi cama, en mi cuarto a oscuras, sosteniendo y dando de lactar a mi hija. He estado en esta posición por la última hora y estaré aquí toda la noche. Son las 6:45 de la tarde. He tenido que cepillar mis dientes y alistarme para dormir a las 5 de la tarde - sí, ¡¡5:00 PM!! Y algunas noches ni siquiera puedo cepillar mis dientes. Antes de ir a la cama la he cargado en mis brazos todo el día, y muchas de esas veces también he cargado a su hermano de 15 kilos al mismo tiempo. Cuando finalmente me levanto (5:30 AM en un buen día) La levanto, traigo a su hermano y encaro otro día de maternidad con un bebé (o dos) en mis brazos.

Otro día de estar caminando, agachándome y rebotando para hacer dormir a mi bebé. Otro día de ir al baño con un niño o dos en mi falda. Otro día de preparar comidas con una mano. Otro día de dar de lactar a una bebé cargando a un niño pequeño. Otro día sin ningún descanso porque ellos no dejan que nadie más los cargue. Otro día de ser su todo.

Es difícil. Difícil estar aferrada a alguien 24/7. Difícil ser necesitada tanto como ellos me necesitan. Difícil no tener un minuto para respirar sin alguien que me esté tocando. Difícil tener tan pocas personas que entiendan lo difícil que es. A veces esto se siente como si me estuviera chupando la vida.

Pero luego miro a mi hijo y veo el niño en que se está convirtiendo como resultado de siempre estar conmigo. Lo cariñoso que es. Lo inteligente que es. Lo sociable y amigable que es. Lo avanzado que está su lenguaje. Lo creativo e imaginativo que es. Cuán activo físicamente es. Lo veo y sé que esto vale la pena.

El personaje de Tom Hans en "Ellas dan el golpe" ("A League of Their Own"), mientras habla sobre béisbol, bien puede haber estado hablando de la paternidad con bebés velcro. "Se supone que debe ser difícil. Si no fuera difícil todos lo harían. Lo difícil es lo que lo hace genial."

No podría estar más de acuerdo

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡¡¡Bienvenidos!!! :) Dejen sus opiniones, sus ideas, comenten lo que les gustaría conversar o leer más adelante en el blog :) todo con respeto porque este es un espacio dedicado al cuidado de los más pequeñitos :D